Mientras avanzaba el autobús, mis lágrimas fueron limpiando el desencuentro y la angustia. Sólo quedó tu recuerdo. Desapareció el tiempo y la calle. Mi alma sanó y entendí. No hacía falta hablarte, no tenía porqué acercarme. Sólo necesitaba sentir una vez más la maravilla, y la realidad. Sonreí. Y la vida cantó y la dicha me habló.
El agua no paraba de correr pero...
me siento feliz.
5 años después, tanta vida después y...
aún no te supero. Ni lo haré.
te quedaste en mí.
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