Hoy Presentamos:
Imagínese leer la noticia de
un hombre perseguido por las autoridades, que huye con su hija de un
estado a otro en Estados Unidos. El hombre alega ser víctima de un
complot en el que ha sido usurpado de sus documentos de identidad, su
vida y ser inocente de todos los cargos. Este hombre despierta un día
en una habitación gris en Harlem, sin muebles, sin cuadros, con un
ventanal que da hacia unos edificios abandonados. No tiene camisa,
mas sí el pantalón y la correa que le regaló su familia el día
del padre y que se había estrenado el día anterior para ir a la
oficina. No sabe qué hace ahí, dónde están su camisa ni sus
papeles. No recuerda qué sucedió la noche anterior, salvo la torta
que todos sus compañeros de trabajo le habían picado a la
secretaria bonita nueva. La torta de chocolate con fresas que la
encargada de contaduría había bajado a comprar a la pastelería
luego de que todos recolectaran dinero para el pastel y los
refrescos. La reunión afable entre risas y chistes sobre el jefe y
sus cuitas. Las conversas de colesterol y mediana edad. La vida
apacible. El ascensor rumbo al nivel dos del estacionamiento, el
Peugeot azul cobalto sincrónico placa SIN 005, 60 km/h rumbo al
supermercado a comprar unos encargos que le había hecho su mujer.
Ahora una habitación gris, sin papeles, en Harlem. Lee el periódico
y sale corriendo. No habla inglés. Corre por las calles de Harlem
cuando efectivamente se da cuenta de que está en Harlem. Pensaba que
era Puente Hierro, pero esto no es Caracas. No es de esa ciudad, ni
de ese país. Son las 4:00 pm. Lo sabe por la sombra característica
de 60º de inclinación que se hace en el suelo a esa hora que marca
el inicio del ocaso. Eso lo había aprendido en un cuadro de Hopper,
ese que siempre le pintaba a la luz y las sombras en paisajes
estadounidenses solitarios y calmos en la época de los años 40. Ese
que pintó el cuadro aquel del bar con los cuatro solitarios. Ese
cuadro que le obsesiona por parecerse a la serie Cheers, de los años
80’s. Ese, que le recuerda los tiempos de juventud disoluta entre
alcohol y farra. Ese, símbolo de un pasado remoto. Se encuentra en
Harlem, está seguro. Las calles son idénticas a los videoclips de
rap, con casas desvencijadas que tienen escaleras de entradas. Casas
como las de Hopper, pero viejas y raídas. Los negros grandes,
fornidos y molestos, los negros delgados y afables, los blancos
gordos y rosados como en la avena Quaker, los latinos lugar común
video clip de Jennifer López, chinos y judíos regados por doquier.
En Caracas nadie es tan diferente. Nadie lo observa. Camina como un
loco por las calles de Harlem. Será que estoy dormido. Esto es
mentira. Un hombre despierta en un lugar extraño y sin papeles ni
ropa. Tarda dos horas en incorporarse en sí, todo le duele. Hurga en
sus pantalones, y no tiene sus documentos personales. Sus zapatos y
medias están tirados a una esquina de la extraña habitación gris
sola sin muebles ni cuadros. Sólo hay un gran ventanal con vista a
unos edificios abandonados a la derecha. Un hombre se pone en pie y
camina por el recinto. Cae en cuenta de que ese espacio es una
especie de depósito también abandonado. Se pone los zapatos,
mientras busca su teléfono celular. Nada. Un hombre camina por los
rincones de un depósito abandonado en Harlem mientras grita auxilio
por todas partes y nadie responde. Un hombre se pregunta qué carajo
hace ahí si él iba al mercado a comprar queso. Un hombre se
pregunta si su mujer no estará preocupada, si su gente no lo estará
buscando. Un hombre encuentra un periódico tirado en el suelo
cuando ve entre las noticias su foto. Un hombre intenta entender en
su inglés mediocre de bachillerato qué hace su foto en la prensa
cuando recuerda que “Guilty” significa “culpable” y que lo
están buscando. Un hombre es acusado de asesinar a su mujer, su hija
está desaparecida “Missing”. Un hombre se desespera, grita de pavor y decide salir de ese recinto
como fuera. Un hombre sale corriendo por las escaleras cuatro pisos
hacia abajo mientras hiperventila y suda temiendo ser visto por
nadie. Es mentira. Un hombre llora. Un hombre siente una presión en
el pecho. Un hombre piensa en su mujer. Un hombre corre por las
calles en inglés que dicen nombres que no conoce. Un hombre observa
un bar idéntico al del cuadro de Hopper, mira casas raídas con
entradas de escaleras y recuerda la serie Cheers. Un hombre camina
perdido y absorto por las calles de un lugar desconocido sin camisa.
Un automóvil gris con vidrios ahumados placa SIN005 se le detiene al
hombre perdido por las calles de Harlem. Aterrorizado, no sabe si
correr o gritar. Las patrullas cruzan la esquina con las luces y la
sirena encendidas. El vidrio izquierdo del asiento trasero del carro
gris con vidrios ahumados se abre lentamente. Es su hija.
Imagínese leer la noticia de
un hombre perseguido por las autoridades, que huye con su hija de un
estado a otro en Estados Unidos. El hombre alega ser víctima de un
complot en el que ha sido usurpado de sus documentos de identidad, su
vida y ser inocente de todos los cargos. Le parece una locura lo que
está leyendo. Este mundo va para atrás. Advierte que no tiene la
camisa puesta, y el cielo se ve precioso desde el ventanal que da a
esos extraños edificios abandonados.
excelente, divertido y fluido, cinematográfico. M.P.
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