martes, 18 de junio de 2013

Le podría suceder a usted


Hoy Presentamos:



Imagínese leer la noticia de un hombre perseguido por las autoridades, que huye con su hija de un estado a otro en Estados Unidos. El hombre alega ser víctima de un complot en el que ha sido usurpado de sus documentos de identidad, su vida y ser inocente de todos los cargos. Este hombre despierta un día en una habitación gris en Harlem, sin muebles, sin cuadros, con un ventanal que da hacia unos edificios abandonados. No tiene camisa, mas sí el pantalón y la correa que le regaló su familia el día del padre y que se había estrenado el día anterior para ir a la oficina. No sabe qué hace ahí, dónde están su camisa ni sus papeles. No recuerda qué sucedió la noche anterior, salvo la torta que todos sus compañeros de trabajo le habían picado a la secretaria bonita nueva. La torta de chocolate con fresas que la encargada de contaduría había bajado a comprar a la pastelería luego de que todos recolectaran dinero para el pastel y los refrescos. La reunión afable entre risas y chistes sobre el jefe y sus cuitas. Las conversas de colesterol y mediana edad. La vida apacible. El ascensor rumbo al nivel dos del estacionamiento, el Peugeot azul cobalto sincrónico placa SIN 005, 60 km/h rumbo al supermercado a comprar unos encargos que le había hecho su mujer. Ahora una habitación gris, sin papeles, en Harlem. Lee el periódico y sale corriendo. No habla inglés. Corre por las calles de Harlem cuando efectivamente se da cuenta de que está en Harlem. Pensaba que era Puente Hierro, pero esto no es Caracas. No es de esa ciudad, ni de ese país. Son las 4:00 pm. Lo sabe por la sombra característica de 60º de inclinación que se hace en el suelo a esa hora que marca el inicio del ocaso. Eso lo había aprendido en un cuadro de Hopper, ese que siempre le pintaba a la luz y las sombras en paisajes estadounidenses solitarios y calmos en la época de los años 40. Ese que pintó el cuadro aquel del bar con los cuatro solitarios. Ese cuadro que le obsesiona por parecerse a la serie Cheers, de los años 80’s. Ese, que le recuerda los tiempos de juventud disoluta entre alcohol y farra. Ese, símbolo de un pasado remoto. Se encuentra en Harlem, está seguro. Las calles son idénticas a los videoclips de rap, con casas desvencijadas que tienen escaleras de entradas. Casas como las de Hopper, pero viejas y raídas. Los negros grandes, fornidos y molestos, los negros delgados y afables, los blancos gordos y rosados como en la avena Quaker, los latinos lugar común video clip de Jennifer López, chinos y judíos regados por doquier. En Caracas nadie es tan diferente. Nadie lo observa. Camina como un loco por las calles de Harlem. Será que estoy dormido. Esto es mentira. Un hombre despierta en un lugar extraño y sin papeles ni ropa. Tarda dos horas en incorporarse en sí, todo le duele. Hurga en sus pantalones, y no tiene sus documentos personales. Sus zapatos y medias están tirados a una esquina de la extraña habitación gris sola sin muebles ni cuadros. Sólo hay un gran ventanal con vista a unos edificios abandonados a la derecha. Un hombre se pone en pie y camina por el recinto. Cae en cuenta de que ese espacio es una especie de depósito también abandonado. Se pone los zapatos, mientras busca su teléfono celular. Nada. Un hombre camina por los rincones de un depósito abandonado en Harlem mientras grita auxilio por todas partes y nadie responde. Un hombre se pregunta qué carajo hace ahí si él iba al mercado a comprar queso. Un hombre se pregunta si su mujer no estará preocupada, si su gente no lo estará buscando. Un hombre encuentra un periódico tirado en el suelo cuando ve entre las noticias su foto. Un hombre intenta entender en su inglés mediocre de bachillerato qué hace su foto en la prensa cuando recuerda que “Guilty” significa “culpable” y que lo están buscando. Un hombre es acusado de asesinar a su mujer, su hija está desaparecida “Missing”. Un hombre se desespera, grita de pavor y decide salir de ese recinto como fuera. Un hombre sale corriendo por las escaleras cuatro pisos hacia abajo mientras hiperventila y suda temiendo ser visto por nadie. Es mentira. Un hombre llora. Un hombre siente una presión en el pecho. Un hombre piensa en su mujer. Un hombre corre por las calles en inglés que dicen nombres que no conoce. Un hombre observa un bar idéntico al del cuadro de Hopper, mira casas raídas con entradas de escaleras y recuerda la serie Cheers. Un hombre camina perdido y absorto por las calles de un lugar desconocido sin camisa. Un automóvil gris con vidrios ahumados placa SIN005 se le detiene al hombre perdido por las calles de Harlem. Aterrorizado, no sabe si correr o gritar. Las patrullas cruzan la esquina con las luces y la sirena encendidas. El vidrio izquierdo del asiento trasero del carro gris con vidrios ahumados se abre lentamente. Es su hija.

Imagínese leer la noticia de un hombre perseguido por las autoridades, que huye con su hija de un estado a otro en Estados Unidos. El hombre alega ser víctima de un complot en el que ha sido usurpado de sus documentos de identidad, su vida y ser inocente de todos los cargos. Le parece una locura lo que está leyendo. Este mundo va para atrás. Advierte que no tiene la camisa puesta, y el cielo se ve precioso desde el ventanal que da a esos extraños edificios abandonados.

1 comentario: