miércoles, 10 de octubre de 2012

Nicolás

Hoy Presentamos:

 "Y pues inventé la excusa de las manitas a ver si me acercaba a ti", dijo con ese acento sureño que moja. Las greñas rubias de surfista con ojos azules, el cuerpo de mar y esa cara fueron el foco de mi atención aquella noche. Se nos había acercado al grupo con las manos sucias de haber cambiado un caucho. Pedía ayuda.

"Si estuviera solo, otra sería la historia, pero tengo cerca a mi mujer. Y ya me voy", corría el agua del grifo. Continuó. "Pero eso es falta de confianza. O es que no me sentaré en las piernas de Santa?", En momentos así dejo de ser yo, o me transformo en mí quizás. Lejos de todo, gente desconocida. Él la miraba. Yo volteaba. Mientras, se restregaba las manos. Palabras más, miradas menos, no salía de mi asombro.

Nos vemos en el baño.

Contra la pared en fracciones de segundos, cabellos, caras, espalda, Uruguay, nervios y ansiedad se encontraron en el veintiúnico refugio de la casa. Yo sostenía la puerta. Navidad en verano. Una toalla y manos limpias mientras tapábamos susurros. Nos despedimos amistosamente, cada quien a su puesto, aunque el rojo y la gran sonrisa nos delataba.

 Y fue así como pude olvidar por un rato las canciones que dices componerle románticamente a una tonta con nariz de papa por correo, las fotos que supuestamente son exclusivas para mí enviándoselas a otras, y mi cara de estúpida por querer intentar algo contigo.

(2009)

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